sábado, 24 de marzo de 2012

El límite de mi capacidad como escritor

Camino por una calle cualquiera. Comienza a anochecer y la luz del sol, que está muy bajo, me da directamente en la cara, así que compongo un gesto que parece una sonrisa, entrecerrando los ojos. Pero no es un gesto que parece una sonrisa, ya empiezo, es ese gesto en concreto: achino los ojos, levanto los pómulos, ese gesto, frunzo ligeramente el ceño.
Camino cruzándome con sombras a contraluz, sin cara ni sexo; cuando son grupos apenas consigo distinguir un bulto de otro. Lo curioso es que el sol brilla en su contorno, y se refleja en su pelo… No lo explico bien, otra vez: son personas, no sé si había quedado claro, me voy cruzando con personas que no consigo distinguir porque las veo a contraluz y el sol me molesta en los ojos así que para mí son sombras; pero de todas ellas, sean lo que sean en realidad (mujeres u hombres, bajos, ancianos...) surgen cabellos sueltos que, al sol que les da de refilón, brillan perfilados, yo qué sé, como un aura. Es bonito y es también muy poco importante.
Me pasa constantemente, me enredo en explicaciones de algo que sólo me importó a mí, sólo en un preciso momento. Son explicaciones liosas, mal escritas, nunca sé como frenarme para darle coherencia a todo lo que se me ocurre, no sé si frases largas o cortas, si escribir adjetivos o no... Ahora mismo, por ejemplo, me pregunto si la frase anterior está bien escrita, si es o no literatura; y además me rondan la cabeza tres o cuatro ideas sueltas que no consigo enlazar: que el primer párrafo no está bien escrito, no sólo no es literariamente bonito sino que ni siquiera es una buena descripción, nadie entenderá a qué me refiero… pero en último término no quería describir la situación (camino por tal acera, la calle tiene tantos carriles y en determinado momento pasa un coche), si no que quería que vieses lo que vi, sólo unos cabellos brillando al sol y movidos ligeramente por el viento, sin que importe mucho todo lo demás. Lo que era bonito era la situación, no el intento de reproducirla, así que todo lo que escriba es un gasto inútil de palabras, y sí, claro que una foto hubiese estado mejor, pero de todas formas tú no estabas allí y no sabes que hacía una brisa que refrescaba lo justo, y que estaba volviendo a casa así que estaba de buen humor, y que me encanta caminar por la ciudad… y aunque hubieses estado, tú no eres como yo, ¿sabes?
Finalmente, lo que me gustaría es que tú fueses yo, para así poder compartir contigo (es decir, conmigo mismo) esa alegría poco importante que me sobrevino un día cualquiera en una calle cualquiera, y luego no fui capaz de expresar porque cualquier calle va más allá del límite de mi capacidad como escritor

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