sábado, 16 de febrero de 2008

"Las tortugas también vuelan"


Habitualmente, las películas iraníes o irakíes son pseudo-documentales que cumplen una función de denuncia de injusticias, pero que no sirven para otra cosa que asustarse, o conmoverse, o cargarse de razón, y no tienen entidad como películas.
Hasta ahora, había supuesto que tenía cierto sentido, que la preocupación por los diálogos, la fotografía y esos conceptos estilísticos es propia de... en fin, de sociedades más acomodadas, no sé cómo decirlo de una manera políticamente correcta.
Sin embargo, "Las tortugas..." me ha demostrado que estaba equivocado, al menos al generalizar. Porque ésta tiene un gran argumento, cuenta una historia que trasciende al contexto en el que se sitúa, y la cuenta bien: se articula en torno a una chica que tiene que convivir con su hijo bastardo, producto de una violación, y que supera esa carga con enorme rabia y tristeza, huyendo del mundo y de todos los que pretenden ayudarla.
Narra también las historias de dos héroes inesperados, que tienen que asumir responsabilidades que no deberían corresponderles a ellos, y trata, en definitiva, de la dignidad en la lucha contra un mundo adverso.
La crítica existe, pero no tiene especial relevancia: no está presente en discursos panfletarios, no se muestran imágenes de gran crueldad... Aparece de una manera más subterránea, pero demoledora: todos los protagonistas son niños, con miedos de niños, y lloros y bromas de niños, moviéndose entre restos de tanques vacíos, minas olvidadas, y casquillos de balas disparados entre adultos, adultos que ya no están.

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