sábado, 16 de febrero de 2008

"La vida es un milagro"

"La vida es un milagro" asusta durante la primera hora por exagerada, vodevilesca y esperpéntica, consigue mantener la atención (la mía al menos) gracias a dos factores: por una parte, ciertas pinceladas del guión, como la historia de la mula suicida (en el medio de un marasmo sin sentido de fiestas orgiásticas, borracheras y fútbol); y por otra, y sobre todo, por la música, que te mantiene sentado y atento y aún con una media sonrisa en la boca, de algún modo confiado en que la chispa acabará por surgir.
Y de repente aparece ella, obrando el milagro del título. Ella (Natasa Solak), maravillosa joven rubia de sonrisa fácil, hace que todo encaje, tanto en la vida del protagonista como en la película misma. Llena con su presencia las dos horas finales, que pasan limpias, llenas de sonrisas simpáticas, amor sincero, poesía extraña, y música preciosa, además.


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